lunes, 13 de agosto de 2012

KIPROTICH UN EXTRAÑO EN TELON DE LONDRES


Subió al podio conmovido por la ovación del público y de todos los atletas que aún estaban en Londres. El Estadio Olímpico se entregaba a él, Stephen Kiprotich, que con una sonrisa de oreja a oreja había conseguido el segundo oro en la historia de Uganda.
Y no sólo se trataba de revivir una historia que Uganda no vivía desde los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, sino de un pódium que cerrada Londres 2012, la última medalla color miel que se le colgaba en el cuello a un atleta, el último ramo de flores que olía a victoria mezclada con alegría.
Días antes de la competencia, nadie esperaba que Kiprotich fuera candidato al podio. Los atletas kenianos, ya con una tradición de medallas en el maratón junto a los etiopes, última prueba de atletismo, partían como favoritos. El ugandés se entrenó en la famosa región de Eldoret, en el valle keniano del Rift, bajo las órdenes del legendario campeón mundial de los 5.000 metros Eliud Kipchoge.
Espigado, flaco, pero corrioso, como suelen ser la complexión de estos atletas, de piel negra, con brazos y piernas largas y delgadas, Stephen había nacido 17 años después de que su país ganara su primera medalla en los Juegos Olímpicos. A los 23 años, probó el sabor del oro.
Estoy muy feliz ganando una medalla para mi país. Amo mi país y a mi pueblo. Uganda estará muy feliz porque nunca hemos ganado una presea antes en maratón“, diría minutos después de que el pesado metal adornara su pecho.
Antes de los Juegos Olímpicos, Stephen Kiprotich, sólo había corrido otros tres maratones. Su experiencia en esta prueba era prácticamente nula, a comparación de la experiencia de los kenianos Abel Kirui (plata) y Wilson Kipsang (bronce).
Así, Uganda le puso punto y final a unos Juegos que cumplieron con el objetivo. Antes de que el telón de Londres se bajara por completo, el maratonista africano dejó una sonrisa arriba del podio que fue aplaudida por toda una ceremonia al ritmo del rock británico, parecía un extraño que se había colado a la premiación y, disfrazo deportista, se había subido a lo más alto del pódium.

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